lunes, 15 de febrero de 2010

Políticos y ciudadanos


Una relación nada fácil pero tampoco imposible

Él es muy consciente que la gente, el ciudadano común, tiene cierta apatía por los políticos.
Por eso en su discurso no dudó en decirlo públicamente la siguiente frase: “Tenemos que transformar la relación entre la comunidad y los políticos, tenemos que buscar mecanismos más directos, necesito que la comunidad participe, que sea protagonista y que me ayude a sacar del estancamiento de una vez por todas a la Provincia y por supuesto hacer progresar a cada una de sus ciudades y cumplir con las expectativas que tienen los habitantes”.
Nos estamos refiriendo al, nada más y nada menos, Gobernador de la provincia de Corrientes, quien había pronunciado esas palabras el jueves 11 de febrero en el marco del acto de celebración del 147° aniversario de la fundación de la localidad de Alvear.
Quizás, consciente o inconscientemente, el máximo mandatario provincial dijo una gran verdad. Se trata de que la gente se interese por la política y pueda ser protagonista de ella.
Ahora sería bueno preguntarse por qué el ciudadano piensa así. Por qué actúa en forma indiferente a los temas políticos de nuestra sociedad. ¿No será que nuestros funcionarios públicos dejan mucho que desear a la hora de ocupar un cargo público?

Actitudes que escasean
La relación ‘ciudadano – político’ en los últimos años fue más que tensa en la Provincia. Las palabras claves como ‘diálogo’ y ‘mediación’ escasearon en esos tiempos y, también, en los actuales.
El Gobernador de la Provincia también dijo en esa fiesta de Alvear que “los políticos no tienen que estar por arriba de ningún integrante de la comunidad, todos somos iguales, con derechos y obligaciones y la necesidad de la comunidad es la que marca la agenda del Gobierno y no las necesidades de los políticos”.
¡De eso se trata justamente, que todos somos iguales! Lamentablemente a veces nuestros políticos quedan en lindas palabras y nada más. Por eso es importante la participación del ciudadano en la vida política, en cambio ‘darle la espalda’ se tornaría peligroso, como ya está sucediendo en éste y en otros ámbitos.
Más adelante el Gobernador de la Provincia dijo una gran verdad: “Hay gente inteligente y capaz en todas las áreas: la ciencia, la docencia, la investigación, la cultura, el arte, el deporte. Entre todos tenemos que ir logrando las soluciones que necesitamos”.
Esas personas que hacía mención el mandatario provincial son las que deben buscar un rol protagónico en la vida política de Corrientes porque son profesionales en sus áreas, es decir, saben lo que están haciendo; pero también es importante que nuestros funcionarios les sepan dar el lugar que se merecen, y no que estén ocupando un cargo público personas sin conocimiento del tema y hayan llegado hasta ese lugar por clientelismo político o algún parentesco familiar.

¿Qué dice la Iglesia?
Nuestra Madre Iglesia nos enseña que “la mejor manera de llegar a una política verdaderamente humana es desarrollar el sentido interior de la justicia, de la bondad y del servicio al bien común, robustecer las convicciones fundamentales sobre la verdadera índole de la comunidad política y su finalidad, como también sobre el recto ejercicio y los límites de la autoridad política” (‘Gaudium et Spes N° 73).
Por otra parte manifiesta que “…el ejercicio de la autoridad política, sea en el interior de la comunidad o de las instituciones que representan al Estado, debe exteriorizarse, efectivamente, dentro de los límites del orden moral, según las exigencias del bien común, entendido en forma dinámica, y según un orden jurídico legítimamente establecido o por establecer. Entonces es cuando los ciudadanos están obligados, en conciencia, a obedecer, y de ahí se manifiesta la responsabilidad, dignidad e importancia de quienes gobiernan” (‘Gaudium et Spes N° 74).
“Pero cuando la autoridad –prosigue la Constitución Pastoral-, extralimitando su propia competencia, oprime a los ciudadanos, éstos no pueden negarse a lo que sigue siendo exigencia objetiva del bien común; pero debe permitírseles defender sus derechos y los de sus conciudadanos contra el abuso de esta autoridad, conservando, sin embargo, los límites que trazan la ley natural y evangélica”.
La relación ciudadanos – políticos no es nada fácil pero tampoco imposible. Se trata de que cada uno respete las normas de juego o, sencillamente, que cumpla el rol que le fuera asignado y todo irá bien. Es necesario ponerlo en práctica cuanto antes.

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