jueves, 8 de octubre de 2009

Vº Encuentro de Educadores Católicos







Instalar, definitivamente, la palabra comunión en los colegios

La invitación de desterrar, de una vez por todas, el egoísmo, la envidia, los celos, las discordias, entre otras cosas, en una familia educativa católica, pareciera ser el mensaje, entre tantos otros, que nos dejó el ‘V Encuentro Arquidiocesano de Educadores Católicos. El presbítero Alejandro Puíggari exhortó a la comunidad implementar las palabras ‘amor’ y ‘comunión’, definitivamente, y mostrar y presentar a nuestros niños y jóvenes un corazón que se siente amado por el Señor.

“Necesitamos, hoy en día, corazones que se jueguen por las historias mínimas”, no sólo de nuestros alumnos, sino también de nuestros propios maestros y docentes.
Así lo manifestó, entre tantas otras enseñanzas, el presbítero Alejandro Puíggari (Foto), en el Vº Encuentro Arquidiocesano de Educadores Católicos, que tuvo como lema: “Desde la Cruz, junto a María de Itatí, con la misión de educar”.
Puíggari (uno de los disertantes del encuentro) reflexionó acerca del tema: “Renovar la educación católica a la luz de Aparecida”. Con sus enseñanzas y ejemplos tan claros llevó a la audiencia a escuchar con atención cada una de sus intervenciones.
Las palabras destacadas que giraron en torno a su tema fueron: vida, comunión y amor.
En estos tiempos tan difíciles el sacerdote se animó a que todos juntos pensemos cómo estamos trabajando con nuestros niños y jóvenes con el concepto ‘vida’. “Es necesario –dijo- hacer ‘pedagogía’ de la vida” en las aulas “hoy tan amenazada por muchos factores”, indicó.

‘Necesitamos ser amados’
Más adelante dio la clave para transmitir ‘vida’ a los demás. “Necesitamos ser amados. Urge en nuestras comunidades” el sentirse querido por los demás. “Necesitamos, hoy en día, corazones que se jueguen por las historias mínimas”, haciendo clara alusión a maestros y docentes que se puedan ‘involucrar’ mas con las vivencias de nuestros niños y jóvenes.
Por su parte expresó que “sólo una persona es feliz si se siente amada. El sentido del colegio católico es sentirse amado cada uno. Los miembros de una institución necesitan de una conversión, caso contrario comienzan a pervertir”.
Y este llamado de conversión a que se refiere el Padre Puíggari, no sólo está dirigido a algunos, sino a todos los que componen la familia educativa, comenzando por los directivos, maestros, docentes, alumnos, personal de administración, de maestranza, etc.
Es que sólo con una verdadera conversión se va a poder desterrar, definitivamente, en los distintos ambientes de un colegio, el egoísmo, la envidia, los celos, las discordias, entre otras cosas.

Desterrar el miedo
Por eso el disertante, sabiamente, sostuvo que es muy común en algunos el miedo a no cambiar. “El miedo paraliza y hacer perder los sueños. El miedo no debería convivir en el corazón de todo educador. Es anticristiano”, dijo tajantemente.
“Los colegios católicos son verdaderos espacios para darle sentido a la vida. No debemos apostar al ‘gris pragmático’”, señaló.
En otro momento de su disertación dio algunos ‘consejos’ para vivir la alegría de ser un educador lleno de vida y no de muerte. “El amor de todo educador tiene que ser creativo y cercano a los demás. Es animarse a apostar a los vínculos fraternos. Necesitamos educadores gozosos. Es que lo mejor que nos ha pasado es haber conocido a Jesús. Por eso somos hombres de esperanza. No hay peor cosa que ser un educador amargado. Debemos descubrir la alegría de educar en estos tiempos”, invitó.
Entre otras cosas dio algunas pistas para renovar el fervor de todo educador católico: “La verdadera renovación viene desde adentro. Esto se logra con un encuentro personal con el Señor y también en forma comunitaria. Es que nuestra alegría es nuestra fuerza. Hay que animarse a buscar itinerarios diversos. Y no olvidar que educar pastoralmente es también tener memoria y, sobre todo, cuidar la memoria. No debemos perder nuestra ‘virginidad’ evangélica. No hay clave pastoral sin comunión”. ¡Cuántas enseñanzas como para analizarlas y trabajarlas juntos en cada uno de nuestros colegios católicos con los distintos actores sociales! Hay que animarse. Es hora que definitivamente Jesús sea el principal protagonista en nuestras aulas y en las salas de profesores y directivos. La realidad de nuestros colegios nos invita a ser sinceros con nosotros mismos. Que las palabras ‘comunión’, ‘amor’ y ‘vida’ formen parte de nuestro vocabulario cotidiano en cada una de las instituciones educativas católicas.

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